domingo, 14 de enero de 2018

La inquisición

Ya se explicó al tratar de la herejía de los albigenses en el Mediodía de Francia, entre los finales del siglo XII y principios del XIII, que entre las determinaciones adoptadas para reprimir esta disidencia figuró la creación del Tribunal llamado Santa Inquisición o Santo Oficio, cuyo nombre provenía de la misión especial que le estaba encomendada, que era la de inquirir la existencia de herejes y rebeldes a la disciplina eclesiástica. Fue creada por el papa Inocencio III, y tanto este pontífice como sus sucesores, la emplearon en estos fines, siendo los monjes dominicos y franciscanos los encargados de constituir los llamados Tribunales de la Fe. La primera actuación del Santo Oficio fue en 1216 en un Tribunal constituido en Tolosa, y después se extendió dicha institución a otros países. No sólo se perseguían los actos de manifiesta herejía, sino que se investigaba la presunta comisión de ellos, procediendo contra los sospechosos de tibieza y los desafectos real o presuntamente a la Santa Sede, pues a más de la misión puramente religiosa, inspiraba el funcionamiento del Tribunal el propósito de robustecer la autoridad papal; así pues, su función inquisitiva alcanzaba a los miembros del clero, en general, y aun a los propios obispos. Los sospechosos por cualquier indicio eran presos secretamente y encarcelados. No hemos de extendernos en los horripilantes relatos de crueles torturas y lóbregos encierros, porque tales atrocidades, así como el sigilo en los procedimientos, eran propios de la época y comunes en mayor o menor grado a todos los tribunales y países. Pero son innegables la refinada crueldad en las ejecuciones y las prácticas infamantes a que los condenados eran sometidos, no usadas con los reos de los más atroces delitos comunes, siendo de notar que a los condenados por el Santo Oficio se les entregaba a la jurisdicción temporal para que ésta fuera la encargada de ejecutar las penas. La inquisición se implantó, además de en Francia, en Alemania, Italia, Prusia, Valaquia, Flandes, Bélgica, Países Ilíricos, España y otros países de Europa, a mediados del siglo XIV, no prosperando el propósito por la oposición de los reyes, pero llegó a establecerse en firme en los primeros tiempos de la Reforma, por las repercusiones que la propaganda tuvo en aquel país. En España adquirió gran fomento a fines del siglo XV por las circunstancias especiales que a la sazón reinaban en el país, que hacían a la misión meramente religiosa de aquella institución surtir efectos también políticos.


Edgar Sanderson | HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN | GRANDES ACONTECIMIENTOS DEL SIGLO XVI | página 47 | Editorial Ramón Sopena S.A. | Barcelona | 1958

***

Ya se ha publicado mucho de que la Inquisición no perseguía a brujas. En otros blogs se ha dejado claro que las brujas wiccans nunca han sido perseguidas por poder alguno. Con este extracto quisiera entregar una visión, a vuelo de pájaro, de lo que fue la inquisición después de Lutero, una institución despiadada, capaz de enjuiciar y castigar a todo aquel que presuntamente fuera un disidente de la iglesia católica de la época.

Más allá de las palabras en contra de esta práctica, quiero dar un paso al costado, y preguntarme a mi misma, cuántas veces emití duros juicios hacia aquellas personas que se expresaron en contra de mis creencias, decisiones, etc. Las palabras desmedidas que dije, las emociones desmedidas que alimenté y que me dañaron a mi misma. Es una reflexión totalmente válida, y válida de recordar cada cierto tiempo, para dejar de lado esa mala costumbre que hemos adquirido con las redes sociales de opinar en contra de todo lo que no nos parece, insultando, maltratando e invalidando la opinión del otro porque no está acorde con la mía.

La Wicca nos invita a reflexionar, crecer y ser mejores personas, si queremos. No todo es un ritual, un simple recordatorio con un acto reparatorio puede acercarnos más a la divinidad, a la felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario