En las leyendas del ciclo artúrico se puede leer cómo el rey Arturo y sus caballeros partieron en busca del Santo Grial, el cáliz utilizado por Jesús durante la última cena (que era la celebración de la pascua judía). El cáliz ha sido una de las muchas herramientas -imágenes- usadas en ritos del paganismo, adoptada por la religión cristiana en la época en que los Padres de la iglesia no lograron erradicar su uso entre la gente del pueblo. El Grial todavía es considerado un símbolo de la Diosa, y la obsesión por encontrarlo puede proceder de una antigua creencia celta según la cual un rey necesita una reina, una representante de la madre Tierra, para legitimar su función.
En muchas tradiciones celtas, se han utilizado calderos como sustitutos o complementos de los cálices, con idéntico simbolismo.
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