Todas las religiones son estructuras construidas sobre la reverencia de la divinidad. La wicca no es la excepción; reconoce un poder divino supremo (conocido como "el único"), inconocible, fundamental, del cual surgió todo el universo.
El concepto de este poder, mucho más allá de nuestra comprensión, casi se ha perdido en la wicca, debido a nuestra dificultad para relacionarnos con él. Sin embargo, los wiccanos se conectan con esta fuerza a través de sus divinidades. De acuerdo con los principios de la naturaleza, el poder supremo fue personificado en dos seres básicos: La Diosa y el Dios. Cada deidad que ha recibido adoración en este planeta, existe con el arquetipo de Dios y Diosa. Los complejos panteones de las deidades que surgieron en muchas partes del mundo, son simplemente ASPECTOS de los dos. Cada Diosa está dentro del concepto de la Diosa, y cada Dios en el del Dios.
En la wicca veneramos a estas dos divinidades debido a nuestros vínculos con la naturaleza. Ya que la mayor parte de esta (no toda por supuesto) está dividida en género, las divinidades que la encarnan son concebidas similarmente.
Ya que la Wicca ve a la divinidad inherente a la naturaleza, muchos de nosotros estamos involucrados en la ecología (salvar a la Tierra de una total destrucción hecha por nosotros mismos). La Diosa y el Dios existen y siempre han existido y para venerarlos honramos y preservamos nuestro amado planeta.
Una crítica general que hacen los wiccanos sobre el cristianismo es que se adora a la deidad masculina y se excluye a la femenina. De hecho, esta es una de las principales razones por las que, especialmente las mujeres, abandonan el cristianismo y retornan a las creencias antiguas. Y todavía es una extraña paradoja que muchas, por no decir que la mayor parte de las tradiciones están cayendo en el mismo error pero al revés, pretenden adorar a la Diosa y excluir al Dios.
La Wicca es una religión de la naturaleza, como cualquier wiccan lo puede decir. En la naturaleza se encuentra lo masculino y lo femenino, y ambos son necesarios. Por lo tanto el Dios y la Diosa son importantes y deben adorarse por igual. Debería haber un equilibrio, pero lamentablemente no existe en la mayoría de las tradiciones de la brujería y tampoco en el cristianismo.
Todos nosotros tenemos atributos masculinos y femeninos. Hasta los hombres más machos tienen aspectos femeninos, así como la mayoría de las mujeres tradicionalmente femeninas tienen aspectos masculinos. Así mismo sucede con las deidades. El Dios tiene aspectos femeninos así como masculinos, y la Diosa tiene aspectos masculinos así como femeninos.
Los nombres que utilices para tus deidades es una cuestión de preferencia personal. Los nombres son sólo etiquetas; formas de identificación. Entonces deberás identificar a los Dioses con el nombre con el que te sientas más a gusto. Por que después de todo, la religión es una cosa muy personal, del corazón, y para propósitos reales.
EL DIOS.
Vemos el Dios en el Sol, brillante en el firmamento, naciendo y poniéndose todos los días, representando así el ciclo que gobierna nuestras vidas. Sin el Sol no existiríamos. Por tanto, es reverenciado como el portador de la fuerza, del calor que germina la semilla en la tierra y que derrite el hielo del suelo después del lago invierno.
El Dios también es tierno con los animales salvajes. A veces es retratado como el "Dios cornudo! y puede llevar cuernos en la cabeza, como los del ciervo, simbolizando así su conexión con los animales no domesticados.
Antaño, la caza era una de las actividades consideradas gobernada por el Dios, mientras la domesticación era de la Diosa.
Los dominios del Dios son las selvas y los bosques vírgenes de las manos humanas. También lo son los desiertos ardientes y las altas montañas.
El ciclo temprano del florecimiento, maduración y cosecha están hace tiempo asociados con el Sol. El Dios es también la recompensa por los bienes conseguidos en el campo. Es el vino que sale de la uva, es el grano dorado en el campo, son las rojas manzanas colgadas en el árbol.
El Dios también gobierna y celebra el sexo. La Wicca no esconde esto de los niños y tampoco deja de hablar del tema con ellos. Es parte de la naturaleza y debe ser aceptado como tal. Ya que trae placer, intimidad y complicidad, también perpetúa nuestra especie. Por tanto, es considerado sagrado. Pero lejos parecerse orjías, sexo con el diablo o fetiches. Por encima de todo, el sexo debe ser respetado.
Los símbolos utilizados para representar el Dios incluyen: espadas, cuernos, lanzas, velas, oros, diamantes, flechas, varitas mágicas, puñales, etc. Las criaturas sagradas para él son: el toro, serpiente, pez, dragón, lobo, águila, halcón, tiburón, lagarto entre otros.
Está representado por el Sol y por ende conlleva todas sus cualidades en sí: la fortaleza, el día, la luz, el hombre, la seguridad, la voluntad, la razón, la actuación, el fuego. Tradicionalmente al Sol se le representa como una deidad fuerte y viril, siempre ha recibido los mejores atributos, pero en la Wicca se suele reverenciar mayormente a la Diosa que al Dios, debido a que ella cumple la mayor parte de la fecundación.
Su naturaleza es esencialmente terrenal. Se le representa mayor, tiene orejas, y los cuernos de un ciervo y lleva un toque, especie de collar galo. Está a menudo acompañado por una serpiente con cabeza de carnero. En una palangana de plata dorada encontrada en Gundestrup, Dinamarca, figura sentado, rodeado de un gran ciervo, dos toros, dos leones y dos lobos, mientras que no lejos de ahí un niño cabalga un delfín. Así, el Dios aparece como amo de los animales salvajes, terrestres y acuáticos. Sin duda manifiesta la fuerza, el poder y la perennidad (simbolizada por el ramaje).
LA DIOSA.
La Diosa es la Madre Universal. Ella es la fuente de la fertilidad, de la sabiduría infinita y del amor. En la Wicca es representada en tres aspectos diferentes: la Doncella, la Madre y la Anciana, simbolizando las tres fases de la Luna: creciente, llena y nueva (menguante). Ella es al mismo tiempo el campo virgen, el campo con cosechas y el campo adormecido, cubierto por el hielo de la Tierra.
Ella da la luz a la abundancia. Sin embargo, como es ella misma la que lo da, también tiene derecho a quitárselo. Esto no es del todo malo, pues el ser humano, al morir, descansará en sus brazos, o sea, volverá a la Madre.
Ya que la Diosa es la Naturaleza, es al mismo tiempo la Tempestad
y la calma, el tornado y la lluvia fresca de primavera, la cuna y el túmulo.
Pero pese a que ella posee las dos naturalezas, la Wicca la
reverencia como aquella que dona fertilidad, amor, abundancia. Y por supuesto
que conocemos su lado oscuro también.
La vemos manifestada en la Luna, en el silencio de un bosque, en
cada ola del mar y en cada césped verde de la primavera.
Muchos son los símbolos usados en la Wicca para representarla y
honrarla: el caldero, flores de cinco pétalos, el espejo, collares, conchas del
mar, perlas, agua, artículos de plata, etc. Como ella domina la Tierra y la
Luna, los animales bajo su protección son muchos: conejo, oso, buho, gato,
perro, murciélago, vaca, delfín, león, caballo, escorpión, araña, abeja, etc.
Todos son sagrados para la Diosa.
Muchos la han retratado como la cazadora con sus perros de caza,
la divinidad celestial llena de polvo brillante de las estrellas, la Madre
eterna con su niño, la hilandera de nuestra vida y muerte. Pero no importa como
la enseñen, la Diosa es omnipresente, inmutable y eterna.
FACETAS DE LA DIOSA.
La Diosa, a la vez que representa el carácter femenino de la creación, también representa los estados de la vida como la triple diosa. Esta se compone de la Doncella, la Madre y la Anciana. Cada una de ellas representa un carácter de la vida humana, como también estas son representadas con los estados de la Luna. Esta imagen que se reverencia en Wicca está basada en las imágenes más antiguas de la Diosa. Cada uno de estos aspectos de la Diosa tiene sus características particulares.
LA DONCELLA:
Es el aspecto más joven de la Diosa, es ingenua y a la vez seductora, enamorada y curiosa, representa la niñez y la juventud del ser humano. Su estación regente es la primavera, donde se reinicia el ciclo dando lugar al renacimiento de la vida. Su estado lunar es la Luna creciente. Se le invoca para la belleza, el romance y la juventud.
LA MADRE:
Es el aspecto maduro de la Diosa, es maternal y compasiva, pero a la vez protectora de sus hijos. Representa la madurez del ser humano. Su estación regente es el verano y el inicio del Otoño, cuando es época de cosecha, cuando la tierra da sus frutos. Su estado lunar es la Luna llena. Se la invoca para la protección, la fertilidad, la madurez y las relaciones estables.
LA ANCIANA:
Es el aspecto de la vejez de la Diosa, es sabia y experimentada, nos orienta y aconseja. Representa la vejez del ser humano. Su estación regente es el final del otoño y el invierno, cuando las hojas caen y el frío inunda la tierra. Su estado lunar es la Luna menguante, se le invoca para la sabiduría, la vejez.
Fuente: Wicca Celta.